Cuando me enteré de que tenía cáncer me puse a leer como loca sobre qué alimentación podía beneficiarme más durante el tratamiento. Me topé con el estudio Predimed donde se había demostrado que la dieta mediterránea podía reducir en un 30% los infartos e ictus, un 66% de los problemas circulatorios y prevenir enfermedades crónicas